“Yo sé lo que quieres,” dijo la bruja del mar; “es una decisión muy estúpida de tu parte, pero tendrás lo que quieres, y te traerá pena, mi hermosa princesa. Quieres deshacerte de tu cauda, y tener dos soportes en vez, como los seres humanos en la tierra, para que el joven príncipe se pueda enamorar de ti, y que puedas tener un alma inmortal.” Y entonces se rió de una manera tan fuerte y enfermiza que las formas dentro de la caverna se sacudieron bajo las vibraciones de su escalofriante voz.

“Y llegas justo a tiempo,” la bruja dijo; “porque después del amanecer mañana yo no podré ayudarte hasta que termine otro año. Prepararé un brebaje para ti, con el cual deberás nadar a tierra firme antes del amanecer, y sentarte en la orilla y beberlo. Tu cauda entonces desaparecerá, y se encogerá para formar lo que los hombres llaman piernas, y tú sentirás gran dolor, como si una espada estuviera atravesándote."

"Pero todos quienes que te vean dirán que eres la más hermosa muchacha que jamás hayan visto. Conservarás la misma gracia, como si flotaras con cada paso al moverte, y ningún bailarín jamás se deslizará tan suavemente; pero a cada paso que des se sentirá como si estuvieras deslizándote sobre afilados cuchillos, y la sangre deberá correr.

Si soportas esto, te ayudaré.”